sábado, 13 de junio de 2009

Nueva Orleáns era un lugar para esconderse.

De Joe el Negro, de los que me buscaban, de ti y de mi mismo. El olor de la improvisación, de la inspiración, del nada escrito de cada esquina era el olor del Misissippi, el olor de la ciudad.

Tuve que llegar a pie , después de que el jodido revisor llegara antes de tiempo.

¿Tenía yo cara de tener billete?

El muy idiota, supongo, pensó que sí y por eso preguntó.
Nos podría haber ahorrado un mal rato a los dos.





….porque a ver quien le arregla ahora la nariz al pobre desgraciado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hey joe, where you going with that gun in your hand?
i'm goin down to shoot my old lady

*alba dijo...

el olor del sexo está en el aire
de la destrucción
del café expres, de la nicotina rancia