“Los versos de Benedetti saben a calle y a corazón partido y por eso muchos de ellos han sido cantados. Algo que desean en secreto muchos de esos poetas académicos y exquisitos a los que no les gusta Mario”
Joaquín Sabina
Como siempre, el flaco, tiene razón....
domingo, 28 de junio de 2009
miércoles, 24 de junio de 2009
-Chico, tú no sabees pelear..
Me dijo.
Y yo le lancé un golpe por encima de una silla.
fue como una escena de película,
allí se quedó con su enorme trasero en el suelo
diciendo sin cesar "Dios mío, dios mío...
¿pero que es lo que te ocurre?".
Y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa,
me arranqué la vendas de las manos
y escribí mi primer poema.
Y no he dejado pelear desde entonces.
Perdedor. Charles Bukowski.
Me dijo.
Y yo le lancé un golpe por encima de una silla.
fue como una escena de película,
allí se quedó con su enorme trasero en el suelo
diciendo sin cesar "Dios mío, dios mío...
¿pero que es lo que te ocurre?".
Y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa,
me arranqué la vendas de las manos
y escribí mi primer poema.
Y no he dejado pelear desde entonces.
Perdedor. Charles Bukowski.
viernes, 19 de junio de 2009
lunes, 15 de junio de 2009
sábado, 13 de junio de 2009
Nueva Orleáns era un lugar para esconderse.
De Joe el Negro, de los que me buscaban, de ti y de mi mismo. El olor de la improvisación, de la inspiración, del nada escrito de cada esquina era el olor del Misissippi, el olor de la ciudad.
Tuve que llegar a pie , después de que el jodido revisor llegara antes de tiempo.
¿Tenía yo cara de tener billete?
El muy idiota, supongo, pensó que sí y por eso preguntó.
Nos podría haber ahorrado un mal rato a los dos.
….porque a ver quien le arregla ahora la nariz al pobre desgraciado.
De Joe el Negro, de los que me buscaban, de ti y de mi mismo. El olor de la improvisación, de la inspiración, del nada escrito de cada esquina era el olor del Misissippi, el olor de la ciudad.
Tuve que llegar a pie , después de que el jodido revisor llegara antes de tiempo.
¿Tenía yo cara de tener billete?
El muy idiota, supongo, pensó que sí y por eso preguntó.
Nos podría haber ahorrado un mal rato a los dos.
….porque a ver quien le arregla ahora la nariz al pobre desgraciado.
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